El domingo 20 de agosto, los pueblos de Ecuador y Guatemala nos han dado lecciones importantes de democracia, que se suman a las entregadas por los pueblos argentinos hace una semana y que nos muestran que si bien tenemos similitudes en cuanto a las emociones básicas que guían nuestras decisiones colectivas, hay normas que otros Estados tienen y que les ayudan a encauzar los estados de ánimo políticos.
¿Qué lecciones nos dejan las elecciones en Argentina, Ecuador y Guatemala?
El domingo 20 de agosto, los pueblos de Ecuador y Guatemala nos han dado lecciones importantes de democracia, que se suman a las entregadas por los pueblos argentinos hace una semana y que nos muestran que si bien tenemos similitudes en cuanto a las emociones básicas que guían nuestras decisiones colectivas, hay normas que otros Estados tienen y que les ayudan a encauzar los estados de ánimo políticos.
Así, la semana pasada en Argentina se manifestó un hartazgo contra las dos opciones políticas que han gobernado recientemente, una más cercana a grandes intereses empresariales y la otra más cercana a los sindicatos tradicionales, ambas incapaces de lograr un equilibrio entre mercados y Estado que permita el desarrollo económico de las personas. Lo que llevó al triunfo en elecciones primarias de una candidatura de postulados extremistas, como "quemar" el Banco Central de Reserva para dolarizar la economía, con lo que ello implica en cuanto a poner al país en la órbita económica de Estados Unidos, y eliminar los ministerios de Educación, Salud, Cultura, Ciencia, Mujeres, entre otros, en la idea de que todos esos aspectos de la vida deberían ser atendidos por ofertantes de servicios privados.
Sin embargo, la normativa electoral que establece elecciones primarias obligatorias para que los partidos políticos definan sus candidaturas para las elecciones generales, permite que los electores prevean lo que ocurrirá con sus votos, llevando a las candidaturas a prestar atención a sus electorados reales. Por ejemplo, la mencionada candidatura ya ha elogiado al expresidente conservador recordado por sobrendeudar al Estado argentino. Esto facilita que la decisión sobre presidente y congresistas sea más informada, lo que a la larga abonara a contar con una ciudadanía más responsable de sus votos. Por su parte, en Ecuador sus pueblon nos muestran que no debe tenerse miedo a los referendums para zanjar controversias sobre temas de Estado, como lo es decidir si se deja bajo tierra el petróleo del Yasuní, área con una gran biodiversidad y si se prohíbe todo tipo de explotación minera en la zona del Chocó andino.
Aunque la suspensión de las actividades petroleras y mineras en ambas zonas nos debe alegrar, por lo que supone de preservación de la Naturaleza y la vida que ella preserva, tan importante como el sentido de la decisión es que su sistema político no le tema a las consultas populares para tomarlas. Al mismo tiempo, los pueblos ecuatorianos nos muestran que sus partidos políticos, progresistas como Revolución Ciudadana, y conservadores como Acción Democrática Nacional, han logrado renovar sus liderazgos, trayendo a la primera mujer que disputa la presidencia en segunda vuelta a pesar de una feroz contracampaña y al candidato más joven en esa situación, respectivamente. Y esto es posible porque su normativa permite la disolución del Congreso seguida de elecciones generales para salir electoralmente de una crisis política.
Finalmente, también el domingo 20 de agosto, el pueblo de Guatemala ha logrado romper el cerco que desde hace décadas le tendía la oligarquía y elegir un candidato progresista con una agenda clara contra la corrupción que se ha institucionalizado en ese país. Cerco tan grande que hasta el último día, la Fiscalía de la Nación, que actuó como un brazo de la candidatura de continuidad oficialista, trató de bloquear al candidato Bernardo Arévalo, del movimiento Semilla. Con una clara victoria que cuenta con casi el 60% de los votos, se nos recuerda que la esperanza en que hay espacio para la justicia social puede venir de los lugares más inesperados y contra todos los escollos imaginables. En suma, hemos recibido lecciones de tesón ciudadano y de normativas que bien podrían ayudarnos a nuestro propio pacto social, para cuando iniciemos nuestro proceso constituyente, con un referéndum en el que nosotros decidamos si estamos dispuestos a mejorar radicalmente nuestra normativa política.