Cementerio de Huamanga
Para Fermín Rivera
Aquí están los muertos, los señores de Huamanga,
en lápidas, cuarteles, mausoleos, en los árboles,
en la grama de los jardines, en los decires
precisos que sus nombres sagrados evocan.
Aquí, Osmán del Barco, el amigo de César Vallejo,
aquí, Raúl García Zárate, con las cuerdas mágicas
de su maravillosa guitarra, y alguna gente
que murió asesinada en Huanta y Ayacucho
hace tantos años y que es llorada ahora mismo
por sus deudos y por cientos y cientos de personas.
Hay paz en este campo de la muerte,
es el murmullo de la vida de los visitantes,
la alegría de los niños y su inocencia,
las hermosas flores amarillas que nacen cada mañana.