"(...) Requerimos volver a lo central, y lo central siempre será el Perú, primero. El país con un dolor hueco asimila la situación, se hace la idea que ya no estará un presidente que nunca estuvo (...)". Christian Cervantes nos comenta sobre la renuncia de PPK y el problema de la corrupción que afronta nuestro país.
“He renunciado”. El mensaje a la nación queda como un grumo en la memoria. Como todo lo que sucede en el mundo, será la historia que juzgará el norte de su inminente salida. El enemigo del Perú ¿acaso no sigue allí? ¿acaso no queremos todos un país desarrollado con oportunidades para todos donde la pobreza sea disminuida y que el nivel de educación sea elevado? Son paradojas. Las formas han reemplazado el fondo. Requerimos volver a lo central, y lo central siempre será el Perú, primero. El país con un dolor hueco asimila la situación, se hace la idea que ya no estará un presidente que nunca estuvo. El problema es político, pero lo entendemos todo. La preocupación de este articulo radica en la defensa de la democracia, frente a la corrupción. Y este último es el gran gran problema que tenemos que enfrentar de ahora en adelante. El génesis fue Odebrecht. Desde la cumbre empezaron a caer piedras, luego rocas, la montaña se había derrumbado. Las excavaciones continúan, pero el país poco a poco ha decidido voltear la página. Nos equivocamos con PPK, quienes creían que sería el rostro de un país en ruedas hacia el progreso y la modernización, quienes veían en él a un banquero con experiencia y contactos, quienes confiaban la irresoluta decisión de indultar a Fujimori, quienes creían que bailaría la última danza con investidura el 2021, él se equivocó con nosotros. Hay voces que se esparcen por todo el país, niños que aun sin voz ni plena conciencia ven como sus padres atentos a la televisión miran con perplejidad las noticias, niños que comen las promesas como diría Galeano, y entonces ya las palabras no valen, vuelan y la certeza es solo una quimera cuando baila en los labios de quien la palabra política solo es farsa.
En estos días nadie habla de informalidad, inequidad o pobreza, pero es la función del congreso implementar programas sociales que ayuden a cerrar brechas entre la población. La legislación es una tarea social. Sin embargo, hemos perdido el punto de partida, lo más importante. El congreso se ha concentrado en hacer una guerra, que en cierta medida el ejecutivo ha provocado y solo obtiene una respuesta en la misma igualdad de condiciones de quienes sin escrúpulos saben corromper instituciones, que hoy ha ganado. Pero es el gran sector de peruanos que están esperando medidas rápidas para lidiar contra la adversidad, quienes sienten en gran medida el estancamiento de programas y políticas desde el gobierno. Se va PPK, y aunque la institucionalidad se haya mermado, prosigue adecuarnos a lo establecido en la constitución. Pero hay algo detrás, son los fujimoristas quienes han jugado una perfecta coartada, cuya especulación no escapa a lo imaginario. Es un tema que pasará a su análisis posterior. Hay piezas que siguen sueltas. Las voces del país se escuchan pidiendo elecciones generales. El mundo nos está mirando, y ha sido testigo de que, a pesar de estar en un gobierno democrático, las investiduras no son quienes deciden el futuro de un país.
Pensar de una forma objetiva es para los comentaristas difícil. Sin embargo, muy a pesar de que PPK es culpable por donde se mire la escena, y que ciertamente será investigado con toda la parsimonia que ofrecen los plazos y el sistema judicial que en nuestro país se ha mantenido en pie, no quitemos la mirada de lo que está detrás, un congreso con ansias, y cuya calidad rebosa por su ausencia. ¿Quién los ha elegido? Ciertamente los peruanos, ¿nos volveremos a equivocar? ¿Cómo garantizaremos buenos perfiles políticos en un futuro?
Recordemos el caso de otros países donde el candidato que esta fuera de la escena política termina conquistando votos por que la gente lo mira como la solución. Hay algo que se nos escapa. Pondré ejemplos, Trump ahora y Fujimori en su tiempo, ambos fueron perfiles no políticos, y muy a pesar de que la población quiere soluciones inmediatas, debemos de pensar con mucho cuidado quienes, no solo quien entra al poder, porque la historia se puede volver a repetir.
El problema también es la ausencia de un partido político sólido, la falta de un buen desempeño dentro del mismo que afecta la democracia porque aparecen personajes con el perfil de Fujimori como en los 90. Es muy importante recordar el pasado para pensar en el futuro, pero, además, al ser conscientes no debemos soportar el acto de la corrupción, las reglas de la ley se hicieron para todos, no importa si llega a un ex presidente o un hombre con mucho poder, todos deberían responder acerca de sus decisiones.
La corrupción aumenta en las dictaduras, y se mantienen en las democracias. Significa que las semillas permanecen allí sembradas. En América Latina la situación es muy delicada. Pero el problema incluye, también una decisión de aquellos que deciden elegir el camino de corrupción y soborno, a pesar de que son servidores públicos.
¿Pero qué haremos? En primer lugar, todo comienza en uno mismo, si nos damos por vencidos con las responsabilidades propia y elegimos errar en el camino, decidiendo desembarazarnos del tema, nada habrá cambiado. Los jóvenes los miran, y desde ya están creando algún modelo dentro de sus mentes sobre lo que significa ser un político. Deberíamos reconocer, este momento como un quiebre de nuestra democracia. La educación es la clave, pero creo que hay un largo viaje, porque comenzar a instruir a los jóvenes sobre los efectos de que hoy estamos atravesando, debe ser un reto que debemos asumir como ciudadanos. Las soluciones están en sus manos.