Publicación #92

La prohibición de la reelección y la nueva visión de democracia

Jerry Reyes

2024-02-17

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"La idea de una sociedad democrática como la nuestra implica que exista la libertad de los ciudadanos para escoger a sus representantes, no hablando de un libertinaje electoral ya que efectivamente existen ciertas formalidades que guardan sentido común y razones profundas, pero no considero que la Ley N° 30906 entre en este aspecto".

 

El pasado 11 de noviembre del 2023 se declaró infundada la demanda de inconstitucionalidad contra la Ley N° 30906 que prohíbe la reelección inmediata de congresistas. Ocasión que resulta ideal para reabrir la discusión de la figura de la democracia en nuestro país. ¿Qué visión de la sociedad conlleva esta línea de decisiones sobre la política electoral peruana?

Mucho se hablaba en el 2019 sobre la aparente “eternidad” de diversas figuras parlamentarias en sus cargos públicos, siendo la mayoría de juicios de valor negativos y poco esperanzadores a la oportunidad de volver a ejercer el cargo parlamentario de manera consecutiva e inmediata (recuérdese el famoso término “dinosaurio). Fue justo en este mismo año donde se aprobó la ya referida ley de prohibición y a 4 años de esto el panorama de la opinión pública parece ser el mismo, la reelección no va. De las razones expuestas para la permanencia de esta ley podemos ir más allá de los fundamentos dados por el TC como la falta de la existencia de la reelección como un derecho en nuestro ordenamiento jurídico y analizar las razones dadas por el ciudadano común, el electorado. No ha de ser sorpresa para nadie escuchar de la misma gente expresiones como: “esos corruptos se quedan ahí por años y viven del estado solamente”, “no hacen nada, no tienen por qué estar donde están y menos quedarse tanto tiempo”.

Luego también tenemos las típicas expresiones hechas por aquellas autoridades que parece llevaran una eterna lucha con el legislativo, conteniendo respuestas no muy distantes de las dadas por los ciudadanos, diferenciadas por el uso de tecnicismos y agregando la “debida” preocupación por la democracia. Todo esto desde visto de una forma rápida y razonable cobra mucho sentido, resulta contraproducente tener en cargos públicos a gente ineficiente e incluso llega a ser surrealista si vemos que hay congresistas que ya celebran bodas de cristal con el parlamento. Pero esto es la portada, aquello que poner en la parte mas vistosa del periódico y lo primero que decir para defender la posición. Aquí pienso ir mas allá que la reacción y visión inmediata y afirmar que todo esto converge de una misma idea que está peligrosamente implícita detrás de todas estas justificaciones: la gente no sabe ni puede escoger bien. Y es que recordemos que todos aquellos “dinosaurios” que en su momento llegaron a estar por tanto tiempo en el congreso no llegaron mágicamente a sus cargos, todos fueron escogidos por medios validados “democráticamente”. A esta idea claro que es válido decir que el electorado peruano no ha sido el más sabio escogiendo a sus representantes, no solo parlamentarios sino también presidenciales, distritales, etc. También es válido argumentar que muchos candidatos tienen detrás suyo a sistemas de campaña electoral mucho mejor organizados y complejos que ciertas entidades estatales con las que llegan a tener grandes influencias en los votos. Sin embargo, usar todas estas ideas para afirmar que en efecto debe prohibirse la posibilidad de que un parlamentario sea escogido para una nueva gestión inmediata solamente es reafirmar la idea antes explicitada. La idea de una sociedad democrática como la nuestra implica que exista la libertad de los ciudadanos para escoger a sus representantes, no hablando de un libertinaje electoral ya que efectivamente existen ciertas formalidades que guardan sentido común y razones profundas, pero no considero que la Ley N° 30906 entre en este aspecto. Prohibir la reelección es afirmar que el electorado debe ser restringido y que el parlamentario que la busca es necesariamente malo, cosa que, en efecto, es todo un sinsentido.

Lo realmente preocupante aquí no es que ciertas autoridades propongan, aprueben y defiendan esta clase de restricciones, sino que sea la misma gente restringida aquella que las defiendan. ¿Es que acaso no llegamos a entender que clase de imagen propia reproducimos al apoyar esta clase de normativas? No lo creo, no parece sensato, pero esto solo nos lleva a una cuestión mas preocupante ¿Es que acaso en el fondo sabemos de nuestras deficiencias como electorado y preferimos ser amarrados antes que tomar la decisión de educarnos?

Es un hecho que nuestra nación afronta problemas estatales de magnitudes considerables y algo debe hacerse al respecto, pero no podemos permitir que en la desesperación por solucionar un problema relativamente pequeño, afectemos la esencia del ordenamiento democrático de nuestra sociedad.