Publicación #37

Un profesor de derecho va al cine

Eddy Chavez

2018-03-28

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El profesor Eddy Chávez nos ilustra sobre la importancia del cine en el derecho. El cine como una herramienta fundamental para entender, aprender y enseñar derecho.

 

 

«El derecho utiliza el cine como instrumento pedagógico para explicar de manera gráfica aquello que los estudiantes de derecho deben aprender respecto de ciertos actos jurídicos ‘teatralizables’»

Fernando de Trazegnies

 

El poder de la cultura popular

Movies go to the war (las películas van a la guerra) se convierte en un tópico cuando el activismo del cine (en su variante bélica) adoctrina en favor de una causa política. Tal es el caso de El francotirador, película que relata la vida de Cris Kyle el sniper más letal y famoso en la historia bélica de USA. En esta propuesta fílmica, importan menos la razón, la verdad de la historia original o la versión del cine, que la influencia de la cultura popular ([1]), la cual genera una inmensa cantidad de opiniones del público, muchas veces encontradas por su condición polémica. Para bien o para mal convivimos con la cultura popular, es decir, la opinión del hombre común de la multitud, tan sospechosa de ser tumultuosa para el aristocrático pensamiento platónico, eficazmente representado en la famosa historia de la caverna de las ideas. En la actual civilización del espectáculo, depende democráticamente de cualquiera si acepta, o no, sustraerse del monocorde balido de la masa y los medios de comunicación concentrados promueven una homogeneización intensa y a bajo costo de las mismas en un pensamiento único (o cuando menos, masivo) como producto de la globalización.

La arquitectura política que subyace al fenómeno de interactuar en internet abraza a todos democráticamente dentro la cultura popular, así se haya intentado ignorarla o actuado en disidencia, pues con ese simple gesto se favorece su reforzamiento en beneficio de quienes si le prestan importancia. La fuerza de una película en el mundo red permite posicionamientos ideológicos y geopolíticos, y por momentos parece que la multitud se ha convertido en la nueva ágora global. No es casual que, en una de sus visitas a Hollywood, el Presidente norteamericano Barack Obama señalase: «entertainment is part of our American diplomacy». En este sentido, dentro de la civilización del espectáculo, la historia de Cris Kyle no solo es el relato de una celebridad sino el posicionamiento cultural a través de los mass media de una versión de determinados acontecimientos, en este caso, la presencia militar exterior de los Estados Unidos.

Dicha fuerza generara asumir que Estados Unidos fue a combatir a los infieles a Irak, en lo que vendría a ser una nueva cruzada del siglo XXI, y que libra más guerras en el medio oriente en beneficio de la paz mundial. Este es el nivel de influencia del cine que seduce por su influencia en grupos heterogéneos de espectadores, fortalece y posiciona culturas, así como forma modelos mentales, por ejemplo, de quienes son los justos vencedores y quienes los vencidos (así sea moralmente) en un conflicto bélico ([2]).

Ante tal fuerza del cine, un profesor de derecho —como espectador frecuente—, tiene como objetivo mundano la diversión y después de ello tomar distancia de lo que ve para aprovechar dichos recursos como oportunidad de realizar análisis jurídicos de las películas, ya sea que tengan como tema o eje central un argumento forense o para llevar a cabo el análisis del llamado courtroom drama, ya sea esta temática principal o periférica, y de esta última, discriminar las que son relevantes para el derecho. De las primeras clasificaciones para su estudio, existe abundante información ([3]).

 

 

Modos y conductas

Lo más frecuente al analizar una película son los estudios jurídicos de acuerdo a las preferencias o especialidades de los abogados escritores (académicos y litigantes), quienes vuelcan su experiencia o utilizan las fuentes formales del derecho para construir el mismo análisis jurídico que se podría hacer de los hechos materia de una controversia jurídica. En este caso (todos) utilizan el guion argumental de la película, (casi todos) atavían con prosaicos conocimientos de las herramientas cinematográficas y (algunos) manejan un equilibrado conocimiento y propuesta del binomio cine y derecho.

En las películas periféricas para el derecho (donde el papel del argumento jurídico o la presencia el abogado es circunstancial) cuando realizan sus análisis, casi siempre las consideran entre las que no se deben tomar en cuenta ni verlas para fines del cine foro. Como quiera, toda conducta o situación es susceptible de ser configurada bajo una óptica jurídica o análisis ético, sociológico, político, etc. Nada se le puede escapar al derecho, dado que el comportamiento humano genera situaciones jurídicas. Ello se encuentra bajo la armoniosa regulación de un sistema jurídico si de una sociedad organizada se trata. De lo dicho se desprende aunque una película puede ser considerada mala y el pasaje jurídico mínimo, no necesariamente hay que descartarla para su estudio. Importa definir entonces, para qué va a usarse la película y de esa manera, nacerá una delimitación saludable de lo que se ha de instrumentalizar el cine para la enseñanza y aprendizaje jurídico.

Debemos tener como premisa, que un profesor de derecho en calidad de espectador (ordinario) va al cine a una elemental diversión (el deleite personal) bajo las expectativas de sus preferencias o aficiones e incluso casualidades por causa de una asistencia no programada. Una clasificación de gustos por parte del docente que delimite lo que se llama cine arte y cine comercial solo ayudará a identificar conductas sospechosas de mostrarse «refinadas» o a exaltar egos por parte de quien realiza dicha clasificación, en ambos bandos de la oferta fílmica existe la riqueza argumentativa al servicio del derecho. Más importa cómo se usa que de dónde proviene la película, sirve clasificar, pero no hay necesidad de exagerar.

También hay dentro de los grupos de abogados espectadores de cine y que utilizan dicha herramienta para fines universitarios, aquellos impostores, esos que no han preparado su clase o que utilizan de “relleno” un film o que usan el cine con un afán de figuración personal, donde quieren exaltar el snobismo, o mostrarse ante la comunidad como especialistas o muy cultos, yendo a tono con la desnaturalización de la educación o el acceso al cine, que en ambos casos debe ser manifiestamente democrático el acceso, el primero como parte de la formación profesional, el segundo como parte del espectáculo que fomenta el ocio.

 

Los mentores, entre gritos y arengas

En el cine existe una faceta de los maestros, no solo en las aulas escolares o universitarias, también  en las academias militares, donde nos muestran el perfil del severo sargento que recibe a los novatos y como si fuera parte de su vida, inicia en sus primeros días de entrenamiento a los reclutas hasta formarlos y hacer de ellos máquinas de matar. Se forja ahí una relación de ideología bélica, donde combinan el misticismo, rituales y objetivos comunes, esa relación de emparentamiento no solo identifica al alumno con el instructor sino también con lo que representa, en este caso las fuerzas armadas orientadas al combate.

Una de las primeras cosas que se puede advertir o relacionar son los vínculos entre discípulos y mentores, en el caso de John Rambo, cuando este cae en desgracia producto de su efecto postraumático a causa de haber participado en la guerra de Vietnam. Solo a su instructor y jefe, el coronel Sam Trautman (a quien rescataría en la tercera entrega) va obedecer. La figura de guía o predecesor resulta un valor para el militar, y ello es un argumento que se repite en las películas bélicas donde se brinda entrenamiento a los futuros soldados ([4]), esto en el caso del cine bélico norteamericano.

Un caso emblemático del discurso fílmico que ha tenido recepción en el auditorio global es aquella prédica del sargento Hartman de la película Nacido para matar (1987): «Si alguno de ustedes, nenas, sale de esta isla, si sobreviven al entrenamiento; serán como armas, embajadores de la muerte, siempre en busca de la guerra. Pero hasta ese día solo son un asco. Lo más bajo y despreciable de la Tierra; ni siquiera algo que se parezca a un ser humano. Sólo son una cuadrilla de desgraciados, una banda de inútiles», resulta ser uno de los pasajes más visitados en Internet, respecto de aquellos peroratas ofrecidas en un entrenamiento militar, el realismo impuesto por el actor que interpreta al sargento no es más que parte de su vida diaria en la academia militar, es un genuino sargento del ejército de los estados unidos.

 

R. Lee Ermey interpretando al Sargento Hartman

  1. Lee Ermey interpretando al Sargento Hartman. Nacido para matar (1987)

Es parte medular mostrar el rudo entrenamiento de sus tropas, la ideología del cine norteamericano muestra machine guns perdurables a quienes no habrá enemigo que le ponga en frente que pueda ocasionarle daño o perdida, aún cuando dicho entrenamiento, sea antesala de una de las tantas guerras, a las que generacionalmente han asistido con su cuota de sangre las familias estadounidenses. Si bien el entrenamiento militar es rudo en todas partes del mundo, solo por causa del cine de propaganda, para el imaginario popular en Estados Unidos es más rudo que en cualquier otro. El cine posiciona una cultura y hace que quienes le crean tomen partido por dicha causa.

Visto este poder del séptimo arte, manifestado en el entrenamiento militar, la misma figura se repite en el escenario donde hay estudiantes brillantes, que son rebeldes a las formas, que buscan sus propias respuestas. No en las palabras del docente ni en la experiencia de otros. Las escuchan, mas no las toman como propuesta que necesariamente hay que seguir. En el camino entonces hallamos que todo lo aprendido en las aulas sirve de nada o de casi poco. El trajín de la vida diaria también realiza sus apreciaciones, se acepten o no ([5]).

Si cuentan con un escenario idóneo, será  más ágil el concretar metas, este es el caso de Mark Zuckerberg retratado en Red Social (2010) o de Steve Jobs en Piratas de Silicon Valley (1999) como en una suerte de «tú decides para dónde vas». Si no hay dichas posibilidades y el ambiente universitario es tétrico, con compañeros capturados ideológicamente, profesores mediocres, biblioteca sin contenidos, queda una cosa por hacer: tener éxito o morir en la rutina.

 

Maestros fuera del aula

Pasa ese tramo donde se puede identificar relaciones de aprendizaje – enseñanza, el profesor espectador va identificando modelos a seguir o a olvidar, tanto de maestros jurídicos como discípulos exitosos o fracasados. Uno de ellos se da en la película Rounders (1998), Matt Damon le da vida a Mike McDermott un experto jugador de poker que al mismo tiempo es estudiante de derecho, acompaña a Mike su amigo llamado gusano, que es un necio al que le gusta hacer trampa, además de importarle para nada su futuro, será quien articule la serie de problemas en que estarán envueltos. También está Jo, su novia, una disciplinada estudiante cansada de darle oportunidades de reivindicación, hasta que un día decide abandonarlo: él era para el juego lo que ella para el derecho.

El protagonista recibe las mejores lecciones fuera de las aulas universitarias y fuera de los centros formales de diversión de Las Vegas, en el primer caso su profesor, que también era juez, cuando Mike va a pedirle consejo, de que podría hacer con su vida, el viejo maestro Abe Petrovsky, con una bella frase para la historia del cine, le responde: «Somos lo que somos y no podemos huir de ello. Nuestro destino nos elige», y por otro lado Joey Knish, un compañero de juego quien hace pignoraciones nada leoninas y además brinda consejos gratis, ante una solicitud de préstamos que le niega a Mike, le termina explicando el error que cometió al ir a Las Vegas creyéndose el mejor. Le dice: tú crees acaso que los campeones están allá en Las Vegas, eso es mentira, tú le ganaste a cualquiera, y perdiste con Teddy KGB un verdadero campeón, un mafioso, apostador de los bajos fondos de la ciudad.

 

 John Malkovich interpretando a Teddy KGB Rounders (1998)

John Malkovich interpretando a Teddy KGB  Rounders (1998)

Estas historias, lo único que muestran es que para los alumnos que cuentan con infraestructura educativa y libertad de creación, solo dependerá de ellos utilizar dichos recursos para así destacar, y si no lo hacen, pues igual podría irles bien en la vida y en otros campos ajenos al profesional ([6]). De la misma manera aquellos estudiantes con marcadas limitaciones también podrían sobrevivir en el ámbito laboral o académico, la diferencia estará en el resultado. En este último caso, el bienestar social se verá disminuido, por no encontrarse las decisiones y recursos en manos de aquellos que podrían mostrar mayor aptitud en igualdad de condiciones. En cualquier caso, el docente está para perfilar al alumno talentoso. En ese sentido también lo reza un proverbio popular: «Cuando el discípulo está listo aparece el maestro».

Cuántos casos existen de jóvenes que se han mostrado como promesas del mundo jurídico y después de un par de artículos considerados por la comunidad como buenos, o un libro que lo catapultó a la fama, han desaparecido de la faz del orbe jurídico. El cine también está plagado de este tipo de historias mínimas y también de alumnos que tuvieron a sus mejores maestros o sus experiencias vitales fuera de la universidad y que en determinados momentos fallaron o fueron derrotados. La ventaja del cine con respecto a la vida real, es que el argumento fílmico del happy end es reiterativo, en la ficción siempre pueden tener su segunda oportunidad.

Entonces el tema más que capacidad (que es necesaria) también es de decisión, siempre debe acompañar el talento. Solo talento y falta de decisión significará truncar otra promesa más y perderla en el silencio del olvido. Es el caso de los consejos que le da su profesor a Mason en boyhood (2014) donde le pide que cumpla con su deberes escolares, que no solo se trata de tener talento y ser rebelde, o tratar de manifestar ser diferente ante el resto, pues allá en el aula, donde se imparten las clases que no está recibiendo, se encuentra una inmensidad de mediocres sin aptitud, que están haciendo la tarea y que lucharan por arrebatarle su lugar en el mundo, que además de ser talentoso había que cumplir con las obligaciones y esforzarse hasta en los quehaceres básicos, esto es, tener disciplina.

Los dilemas de los profesores que tienen dificultades para ser buenos padres, también los encontramos en Boyhood, muestra también, cómo una madre soltera y joven no puede hacerse cargo de sus hijos y el clásico enfrentamiento generacional expone las carencias y falta de habilidad para hacerse escuchar con sus propios vástagos, cosa distinta en la universidad donde imparte el curso de psicología y sus alumnos la tienen como una maestra activa y fácil de hacerse comprender.

Este argumento también se da en la película Lincoln (2012) donde el hijo del presidente americano, le increpa que no le permita ir al frente de batalla en la guerra civil de entonces, pues al ver que todos los jóvenes patriotas ofrendan su cuota de sangre, ¿cómo pasaría a la historia el privilegiado hijo del presidente?, no quería quedar como un cobarde, su padre lo abofetea y le dice que esa conversación ya la han tenido antes otros padres e hijos y que la respuesta es la misma, mientras tanto, el viejo político sabe mejor, qué hacer con el futuro de su hijo.

 

Desenlace

Como en épocas de la guerra fría, la causa de John Rambo fue la de muchos hispanos seguidores de la saga, la causa de Cris Kyle ya no es la causa de un  país. El cine puede volver la visión de una película en una confrontación maniquea de buenos contra malos, logra enviar el mensaje de que el personaje principal (Cris Kyle) es el bueno y su fundamento es ahora la causa de millones de espectadores. Ese es el poder hipnótico del cine en el auditorio heterogéneo, influenciar a través de su divulgación masiva y dentro de esta actividad, involucrar a todo el que se pueda ([7]).

Sin embargo, existe el veterano mensaje de que no todo es el aula universitaria o la teoría, dicho recado es mejor transmitido y de manera más ágil a través del cine, que no todo está en los libros ni en la experiencia empírica, que no son suficientes maneras de transmitir y asimilar el conocimiento. Tampoco el cine foro que solo tenga películas con argumentos jurídicos como tema central, es saludable que también estén aquellas películas donde se pueda dialogar de educación jurídica, ética y demás espacios académicos ligados a la profesión.

Nada es suficiente sino se combina con el ejercicio profesional, ejemplos modélicos de esa combinación teoría/practica abundan en el cine, pasajes donde Indiana Jones profesor de arqueología promueve que sus estudiantes visiten la biblioteca y que al mismo tiempo no olviden que deben estar en el terreno de la historia, con los vestigios y demás manifestaciones culturales de civilizaciones antiguas.

Otro ejemplo más pedestre y exagerado, se retrata en la película peruana Tinta Roja (2001). Alfonso, un joven egresado de periodismo termina haciendo sus prácticas en la sección de policiales de un periódico sensacionalista, ahí se encontrara con Faúndez, su flamante mentor, quien  se precia de su experiencia y conocimiento rutinario, estrujándole en el rostro la siguiente frase: «yo no he ido a la universidad, allí te han enseñado puras tonterías, yo se mas de periodismo que tú y toda tu generación junta».

El francotirador aparte de llevar a la guerra lo que le inculcaron en la academia  militar, inevitable margen de rudeza donde se manifiestan gritos y golpes, además del talento para el disparo letal, cumple confesamente con aquellos mandamientos bíblicos transmitidos en la versión de su severo progenitor: nunca dejar a nadie atrás, no permitir jamás que nadie abuse de los tuyos y ser consecuente con tus principios. Wayne Kyle (padre del francotirador Chris Kyle) de muy niño, biblia en mano, le ha inculcado aquello que lo marcaria para toda su vida a ser un perro pastor y cuidar de su rebaño:

«Hay tres tipos de personas en este mundo, ovejas, lobos y perros pastores. Algunas personas prefieren creer que el mal no existe en el mundo. Si la oscuridad llega a sus puertas, no saben cómo protegerse a sí mismos. Esas son las ovejas. Y entonces están los malvados, usan la violencia, maltratan al débil, esos son los lobos. Y entonces están esos benditos con el don de la agresión y la necesidad de proteger a los débiles. Estos hombres son el tercer tipo, viven para confrontar al lobo, esos son los perros pastores. No criamos a ninguna oveja en esta familia, y azotare al primero que se vuelva lobo. Protegemos a los nuestros. Si alguien trata de pelear contigo, trata de abusar de tu hermano menor, tienes mi permiso para acabarlo».

El aprendizaje fuera de aulas resulta un tema a tomar en cuenta, mucho se habla de maestros modelo, de métodos y formas para llevar a cabo la enseñanza del derecho, dejamos aquí el título de siete películas que pueden ser vistas desde la óptica de aquel aprendizaje extracurricular o dicho de otro modo, de esas relaciones que se establecen producto de la experiencia práctica de la actividad forense ([8]). Sin embargo esto ya es historia a ser contada en otro episodio: 1) Mi primo Vinny (1992), 2) La Amistad (1997), 3) Legitima Defensa (1997), 4) Acción Civil (1998), 5) El último viaje del juez Feng (2006), 6) El Mudo (2013), 7) El Juez (2014).

 

[1].          Dorfman, Ariel; Mattelart, Armand. Para leer al pato Donald. Comunicación de masas y colonialismo. México D.F.: Siglo XXI, 1972. En el mismo sentido esta: Orrillo, Winston [Compilador]. La pedagogía reaccionaria de Walt Disney. Lima: Causachun, 1981.    

[2].          Este es el caso de aquellas películas producidas en Hollywood que relatan las vicisitudes de la guerra en Vietnam, o las razones y consecuencias de la guerra fría, cuando el cine se convierte en propaganda bélica (y ensombrece la ética cinematográfica), esta termina siendo una lucha entre buenos y malos, se formara parte de esta última clasificación dependiendo donde se las produzca.

[3].          Presno Linera, Miguel Ángel; Rivaya García, Benjamín. Una introducción cinematográfica al derecho. México D.F.: Tirant lo blanch, 2012. También está en: Gómez García, Juan Antonio [Editor]. El derecho a través de los géneros cinematográficos. Valencia: Tirant lo Blanch, 2008.  

[4].          Taps, más allá del honor (1981), Reto al destino (1982), El Sargento de Hierro (1986), Nacido para matar (1987), Glory (1989), La teniente O’Neill (1997), Hombres de Honor (2000), Soldado anónimo (2005), Guardianes de Altamar (2006), Annapolis (2006), El francotirador (2014) y en la misma serie de TV Banda de hermanos (2001).

[5].          Al respecto véase la presentación de: Chávez Huanca, Eddy [Dir.]. Abogados jóvenes y el cine. Lima: Grijley: 2014. 

[6].          Chávez Huanca, Eddy. Abogados jóvenes: Acuarelas de la vida y el cine. En Chávez Huanca, Eddy. Abogados jóvenes y el cine. Lima: Grijley, 2014, pp. 31-63.

[7].          Sobre el tema véase: MARTIN, Geoff; STEUTER, Erin. Pop Culture Goes to War: Enlisting and Resisting Militarism in the War on Terror. Maryland: Lexington, 2010.

[8].          Rubio Correa, Marcial. Ideas sobre qué es aprender (y enseñar) derecho en un pregrado. Lima: PUCP, 2001.  También en: Castillo Freyre, Mario; Vásquez Kunze, Ricardo. La reforma de la enseñanza jurídica en debate. Métodos y contenidos en la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Lima: Desa, 2005.