El autor desde su experiencia cercana como ayacuchano y asesor de las madres que forman parte de la Asociación Nacional de Familiares de Secuestrados Detenidos y Desaparecidos del Perú – ANFASEP nos acerca al objetivo de este grupo de valerosas madres peruanas que tuvieron que sufrir los estragos del conflicto armado interno.
La Asociación Nacional de Familiares de Secuestrados Detenidos y Desaparecidos del Perú – ANFASEP, es una organización de valientes mujeres quechua hablantes que desde el primer día de su fundación, el 02 de setiembre de 1983, ha contribuido de manera insoslayable al restablecimiento de la justicia y la paz, a través de una lucha incansable que se origina en la búsqueda de sus seres queridos que fueron desaparecidos durante el periodo del conflicto armado interno que nos tocó vivir en el Perú del año de 1980 al 2000.
Sus luchas y demandas siempre han sido recorriendo las calles una y otra vez en compañía de su banderola azul y una cruz que contiene las palabras “verdad” y “justicia”, palabras que a lo largo del tiempo se han ido convirtiendo en principios esenciales que permitirán la construcción de una sociedad con cultura de paz; en ese sentido, siempre ellas exigiendo la inmediata judicialización de los casos sobre la violación a los Derechos Humanos y delitos de lesa humanidad, para que los perpetradores de estos delitos sean sancionados ejemplarmente conforme a lo establecido en la ley y tratados y convenios internacionales sobre Derechos Humanos y nunca más se repita estos escenarios de dolor y sufrimiento donde el ser humano se deshumanizó sin que le llegue a importar la vida, la libertad, la dignidad, la integridad sexual, física y psicológica como derechos fundamentales reconocidos en nuestra Constitución para ser respetados y protegidos como bienes jurídicos. Nunca cedieron ni un solo paso durante estos más de 34 años de lucha permanente para evitar la situación de la impunidad en nuestro país, la misma que hoy ya parece haberse institucionalizado, no hay derecho ante ello. En ese orden de ideas siempre ellas han acompañado en la lucha a las víctimas y familiares afectados, a las organizaciones de Derechos Humanos en sus vigilias, sus incidencias, sus marchas y protestas para exigir que en nuestro país se mantenga el respeto por el Estado de Derecho, la democracia, así como la plena vigencia de los Derechos Humanos.
A pesar de la indiferencia, la falta de voluntad y decisión política por parte de nuestras autoridades locales, nacionales y regionales, o el velado racismo, o las actitudes de desprecio y odio que subsiste en la sociedad peruana, nuestras madres de la ANFASEP organizadas han sabido posicionar su coraje y su valentía en el día a día de su lucha para promover, proteger y defender los Derechos Humanos de todas y todos. Dejando claro una vez más que son mujeres con ejemplo de lucha para las nuevas generaciones a las que nunca callaron sus voces por reclamar el respeto de sus derechos en la esperanza de un día alcanzar la verdad y sobre todo la justicia. Hoy que nos encontramos en un estado democrático el máximo representante del estado nos dice que dialoguemos y nos reconciliemos, pero como podría darse tal situación si como dijera Mama Angelica: “sin justicia no hay paz ni reconciliación”, entonces es necesario que nuestras madres de ANFASEP continúen con esa lucha incansable hasta encontrar verdad, justicia y una reparación digna que permita resarcir el daño que se le causó a los miles de peruanas y peruanos.